Seminario Intensivo en Villa Ocampo

jueves

Drogas programables y el Facebook del sexo


En todas las ciudades hay “Cybers”.

Nuestra época se diferencia de todas las demás por un dato: la industrialización (masiva) de lo virtual.

Hablando de historietas, me acuerdo haber leído en uno de los libros anuales que editaba la revista Fierro, un comic de Milo Manara en la cual dos náufragos espaciales intentaban escapar de un asteroide llamado Borges Profeta. Por alguna razón ese asteroide atribuido a la ficción me resulta mucho más creíble que Cyberborges, el cyberlocutorio con el que me topé días atrás.

No sabemos si el software es o no materia, pero lo cierto es que la suplanta. Si en los sesentas se teorizaba sobre la desmaterialización (en realidad se venía haciéndolo mucho antes), hoy más que nunca deberíamos hablar de una rematerialización. Cuando William Burroughs y Brion Gysin difundían la Dream Machine, seguramente sospechaban que una nueva era de drogas no químicas estaba en marcha. Pero ¿podían imaginar drogas de software como el I-Doser?

Esta es la primera de una serie de drogas programables, sí, pero también una droga waza. Cualquiera puede drogarse de una forma no tan diferente a la que se estimula un avatar. Quizá pronto exista un Bedpost (el Facebook de sexo) en el metaverso: ya no sabemos cuando comienza el ida y cuando termina el vuelta.

Click

Seguidores